Para conmemorar el vigésimo aniversario de la estrategia, analizamos las principales conclusiones extraídas con respecto a la EMD en las dos últimas décadas y valoramos lo que podría depararnos el futuro.
En este artículo, celebramos el vigésimo aniversario de la estrategia Aviva Investors Emerging Markets Bond, que ha sido galardonada recientemente en la categoría de fondo/producto del año de gestión discrecional internacional en los International Investment Awards (premios internacionales de inversión) de 20231.
La estrategia está gestionada por un equipo de gestión de carteras experimentado y con una larga trayectoria, liderado por Aaron Grehan, que codirige la estrategia desde 2010, y Mike McGill, que se incorporó en 2015, y que colabora en toda la plataforma de inversión de Aviva Investors. Nuestro objetivo es aprovechar la rentabilidad excedente de todo el universo de los países emergentes mediante un amplio conocimiento de los riesgos específicos de la clase de activos y un enfoque imparcial y activo para identificar ideas de alta convicción.
El equipo también busca beneficiarse de dos áreas que hemos reforzado significativamente a lo largo de los años: la identificación y la evaluación de emisores soberanos en riesgo de sufrir dificultades por motivos de liquidez y solvencia, así como la integración de análisis ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) y la implicación de los emisores soberanos en el proceso de análisis (un marco que, en nuestra opinión, está demostrando su eficacia).
Cuando el fondo se lanzó en 2003, esta clase de activos se encontraba aún en sus inicios. En las dos últimas décadas, el universo de inversión de los países emergentes ha evolucionado favorablemente, con un enorme aumento del número de emisores y de emisiones, tanto de deuda soberana como de deuda corporativa. Según los datos, ha pasado de representar unos 2 billones de USD en 2000 a más de 38 billones de USD en 20212.
Durante los primeros años del mercado, hubo varios periodos en los que las perturbaciones externas pusieron de manifiesto la gran vulnerabilidad de los emisores, partiendo de la crisis financiera asiática hasta el SARS, y desde la crisis financiera mundial hasta el “taper tantrum”. Si bien los riesgos persisten, el universo de los países emergentes se ha vuelto mucho más resistente ante la incertidumbre macroeconómica y la subida de los tipos. Los inversores prudentes deberían centrarse en evitar riesgos y pensar en sus próximas compras para generar rentabilidades atractivas a partir de esta clase de activos.
Cinco factores para obtener buenos resultados en Deuda de los Países Emergentes (EMD)
En los veinte años que llevamos gestionando la estrategia, hemos identificado cinco aspectos fundamentales a la hora de invertir en la clase de activos de EMD en diversas condiciones de mercado. Creemos que estos conocimientos pueden mejorar nuestra capacidad para ofrecer a nuestros clientes una rentabilidad ajustada al riesgo constante:
- En primer lugar, consideramos que los países con instituciones políticas sólidas están mejor situados para hacer frente a las crisis económicas y geopolíticas, que son habituales en los países emergentes y pueden llegar a ser más importantes que las variables macroeconómicas en muchas situaciones. Integrar el análisis ESG en el proceso de toma de decisiones es clave.
- La adaptación de las estrategias de inversión a los factores ESG y a las actividades de implicación con los emisores soberanos puede ayudar a mitigar los riesgos climáticos y otros riesgos importantes.
- Cuando se produce una oleada de ventas indiscriminadas en los mercados de deuda de los países emergentes, pueden encontrarse atractivas oportunidades de inversión en todo el universo de divisas fuertes, especialmente en países que se encuentran en distintos puntos de su ciclo de calidad crediticia. Los inversores que se basan en los fundamentales y se centran en aprovechar las diferentes oportunidades deberían ser los que se encuentren mejor posicionados para beneficiarse de ello.
- Aunque el pasado es importante, los países que han incurrido en impago anteriormente pueden sorprender de forma positiva. En otras palabras, el país emergente que hoy presenta riesgos podría ser la oportunidad de mañana. Contar con un profundo conocimiento de los riesgos de los países emergentes es clave para identificar estas oportunidades.
- Por último, también es importante reconsiderar nuestros puntos de vista y abordar cualquier sesgo a medida que evolucione el perfil de oportunidades y riesgos. El simple hecho de que un país tenga una calificación crediticia elevada no significa que tenga un perfil de riesgo favorable. El precio importa. En nuestra opinión, centrarse en los países que son significativos desde el punto de vista del riesgo y la remuneración a nivel de la cartera total puede ayudar a obtener un alfa no correlacionado a largo plazo.
Perspectivas
De cara al futuro, nos sigue pareciendo interesante la oportunidad que ofrece la EMD en divisas fuertes a pesar de los obstáculos a corto plazo, como los estragos del crecimiento, la financiación de la transición energética y un panorama geopolítico más fragmentado.
En un contexto de tipos estadounidenses más altos durante más tiempo, el análisis fundamental ascendente es aún más decisivo. Ante el aumento de los tipos reales en los países desarrollados, los países emergentes corren el riesgo de verse desplazados a medida que compiten por el capital internacional. Aquellos con parámetros fiscales más favorables y políticas macroeconómicas sólidas están mejor situados para evitarlo. Los países que puedan lograr un equilibrio entre apoyar el crecimiento sin provocar un aumento de la inflación ni empeorar sus indicadores fiscales deberían resultar relativamente más atractivos.
Los emisores de alto rendimiento podrían evitar el impago en función de su capacidad para acceder a la financiación multilateral, de su voluntad de colaborar con el Fondo Monetario Internacional y de si tienen amigos ricos u oportunidades de privatizar empresas. No obstante, si bien los impagos llaman la atención, este riesgo está descontado de la deuda de la mayoría de los países. En su lugar, nos centramos principalmente en los países que corren el riesgo de tener que pagar mucho más por emitir deuda, como México, que ha estado luchando por mantener a flote a Pemex, la petrolera más endeudada del mundo.
Confiamos en el planteamiento de nuestro equipo para ofrecer un alfa no correlacionado, prestando especial atención a la preservación del capital a partir de todo el conjunto de oportunidades.
De cara a 2024, y con una visión más optimista, buscaremos obtener rentabilidad de tres áreas principales. Aunque los diferenciales no parecen especialmente atractivos, los rendimientos nominales en los segmentos de mercado con mayor calificación distan mucho de ser poco atractivos en relación con el pasado. Los títulos de alto rendimiento con fundamentales sólidos aún ofrecen la posibilidad de un repunte considerable de los diferenciales con respecto a los bonos del Tesoro y margen para una mayor compresión de los diferenciales. Por último, la deuda en dificultades y en situación de impago también está ofreciendo valor de forma selectiva.
Si bien los inversores necesitan que se reanuden los flujos de entrada y se estabilicen los tipos subyacentes para poder apreciar un potencial alcista significativo, creemos que países como Egipto, que prevemos que saldrá adelante, y Ecuador, que se ha visto excesivamente penalizado por el riesgo político, entre otros, podrían ofrecer oportunidades interesantes a medio plazo. No obstante, aunque esta clase de activos se enfrenta a varios desafíos, no deberíamos ser demasiado pesimistas respecto a lo que podría resultar un excelente punto de entrada.
1 Puede encontrar más información sobre los International Investment Awards en este enlace: https://www.internationalinvestment.net/news/4133823/ii-awards-2023-winners-revealed.
2 Fuente: Bank of America Merrill Lynch, Aviva Investors, a 31 de diciembre de 2021.