¿Puede la sociedad reformar el sistema que ha permitido el crecimiento, pero que también ha puesto en jaque la salud del planeta a largo plazo? Natalie Mangondo, joven investigadora en finanzas del Programa de Jóvenes Campeones de Alto Nivel de Acción Climática de la ONU, reflexiona con AIQ sobre decisiones y cambios.

Lea este artículo para comprender:

  • Los problemas a los que se enfrentan las poblaciones vulnerables del mundo ante la emergencia climática
  • Por qué reformar los marcos políticos de manera más audaz podría beneficiar al medioambiente 
  • Por qué el sector financiero debe asumir un papel más activo como agente del cambio

Para cumplir los objetivos de neutralidad en carbono es necesario generar cambios a enorme escala. En la actualidad, hay iniciativas conjuntas para garantizar que se escuche el clamor de quienes piden que se actúe.

Una cosa está clara en el debate sobre el clima: la opinión de los jóvenes —el grupo más afectado— debe tenerse en cuenta a la hora de decidir cómo rediseñar nuestros sistemas económicos y sociales. La ONU ha creado un programa de investigación para jóvenes con el fin de atraer a nuevos profesionales de todo el mundo, para que aporten las mejores ideas y generen impulso.

Natalie Mangondo (abreviada en la entrevista como NM) es una de las investigadoras del programa, que estudia en el marco de la Southern Africa Climate Finance Partnership y se centra en el aspecto financiero. En concreto, ha investigado cómo puede integrarse la resiliencia climática en las inversiones de Zimbabue para mejorar la mitigación de los gases de efecto invernadero. La entrevistamos acerca de las medidas que cree necesarias para garantizar un giro económico y asegurar una transición que beneficie a todos.

AIQ: ¿Se ha roto el sistema financiero? Si es así, ¿cómo deberíamos arreglarlo?

NM: Durante mucho tiempo, hemos perseguido el crecimiento exponencial. Esta búsqueda ha funcionado para una pequeña minoría de la población mundial, pero no ha tenido en cuenta la equidad, la justicia ni la imparcialidad. Al mismo tiempo, ese afán está socavando el propio sistema y podría acabar llevándolo al colapso. Y quienes sufrirán las peores consecuencias son los más vulnerables de entre nosotros: los jóvenes y los habitantes de los países más vulnerables al cambio climático.

Sin embargo, también tenemos la increíble oportunidad de aprovechar la interrelación y la interdependencia de nuestros sistemas económicos y financieros para construir algo mejor. Por ejemplo, podemos cambiar la demanda y alentar la dinámica de compromiso ciudadano de los más jóvenes en el sector financiero y los mercados. En mi opinión, serviría para empujar a los políticos y a los legisladores a fomentar el cambio.

Para mí, el cambio siempre se ha basado en tres pilares: la intersección de la economía, el medioambiente y la equidad. Para abordar estos problemas es necesario contemplar la sociedad en su conjunto: examinar qué producimos, cómo consumimos y cómo las instituciones financieras determinan en qué invertir. Cambiar estos elementos a la vez nos permitirá lograr un cambio sistémico, en lugar de seguir haciendo presión de forma tradicional y continuar trabajando aislados.

AIQ: ¿Por qué es tan importante? ¿Qué la motivó a implicarse en la financiación climática y alzar la voz?

NM: En parte, lo hago por interés propio. He visto los efectos del cambio climático de forma bastante evidente en Zimbabue. Sufrimos el ciclón Idai a finales de 2019, antes de que llegara la COVID-19. Fue uno de los peores ciclones tropicales registrados en el hemisferio sur, y todavía nos estamos recuperando.

No tiene sentido mantener los comportamientos que nos llevan a la destrucción

Afectó a los jóvenes: algunos perdieron la vida; otros, sus medios de vida. En estas emergencias, las mujeres suelen llevar una pesada carga. Tras el ciclón, algunas se vieron desplazadas y, en última instancia, algunas fueron víctimas de la trata. Por supuesto, hay muchas personas más vulnerables que yo a este tipo de acontecimientos, y tienen menos recursos para responder.

También me mueve la certeza de que no podemos seguir así. No tiene sentido mantener los comportamientos que nos llevan a la destrucción.

AIQ: ¿Es deber de las personas dentro del sistema financiero intentar cambiarlo?

NM: Tienen un papel en ello, porque históricamente han sido parte del problema. En mi opinión, deberían preocuparse como ciudadanos altruistas, pero también en un sentido de autopreservación. Necesitamos un cambio creíble en la forma de invertir y hacer negocios, porque todos estamos muy interconectados.

Limitarnos a avanzar hacia el desarrollo sostenible no es un objetivo suficientemente ambicioso

Podemos seguir como siempre y acercarnos a lo que un amigo mío llama "suicidio planetario", o aprovechar y reforzar las mejores prácticas en el sector de servicios financieros. Limitarnos a avanzar hacia el desarrollo sostenible no es un objetivo suficientemente ambicioso, también tenemos que avanzar hacia el desarrollo regenerativo.

Los participantes en el mundo financiero tienen un importante papel que desempeñar. Pueden renovarse o morir. Lo sabemos: en el pasado, los que se han resistido al cambio han fracasado, mientras que los que lo han aceptado y se han adaptado han encontrado nuevas oportunidades y han podido prosperar.

AIQ: ¿Qué hay del equilibrio de responsabilidades entre los participantes en el mundo financiero y los demás agentes, como los Gobiernos y otros organismos no estatales?

NM: Cabe recordar la frase de la ONU sobre las responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los que más han contribuido a agravar la crisis deben rendir cuentas. Pero todos tenemos un papel, no soy partidaria de individualizar el problema.

Como consumidores, todos podemos avisar de una forma u otra a los Gobiernos. Podemos disminuir las emisiones, cambiar de un modelo de consumo a otro menos intensivo en carbono e indicar de forma más clara a nuestras instituciones lo que queremos.

Las entidades financieras deben tener planes creíbles para controlar las emisiones generadas por sus inversiones e informar al respecto

Las entidades financieras deben tener planes creíbles para controlar las emisiones generadas por sus inversiones e informar al respecto. Los que no quieran hacerlo deben rendir cuentas. Necesitamos ver más actividad, invirtiendo dinero para implementar tecnologías de emisiones negativas y soluciones basadas en la naturaleza.

Sin embargo, no creo que deba hacerse como parte de un subconjunto específico de actividades incluidas en la "financiación climática" o la "financiación sostenible". Me refiero al artículo 2.1C del Acuerdo de París, que exige situar los flujos financieros en un nivel compatible con una trayectoria hacia un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones. Las medidas adoptadas por unos pocos organismos que trabajan con clases o segmentos de activos específicos no bastan para que el planeta siga siendo un espacio en el que todos podamos vivir. Por tanto, hay que cambiar tanto las reglas del juego como la mentalidad de los participantes, y es de esperar que, a su vez, generen cambios de conducta más generales.

AIQ: ¿Cuáles son las palancas de cambio más poderosas de las que disponen los participantes del sector de los servicios financieros?

NM: En primer lugar, los planes de divulgación y reducción de emisiones y la asunción de responsabilidades por las reducciones de emisiones constituyen una gran palanca.

En segundo lugar, los legisladores deben crear un entorno político propicio para garantizar la rentabilidad de las buenas prácticas y penalizar los comportamientos perjudiciales para la sociedad y el medioambiente.

AIQ: ¿Qué acciones deberían priorizarse para promover los comportamientos positivos y desincentivar otros?

Si la tarificación del carbono se lleva a cabo de forma creíble y transparente, es sin duda una opción

NM: Si la tarificación del carbono se lleva a cabo de forma creíble y transparente, es sin duda una opción. Pero siguen concediéndose subvenciones a la industria del petróleo y el gas, en lugar de promover comportamientos positivos para la naturaleza.

Es importante que esas subvenciones se destinen a las industrias positivas para la naturaleza, para que puedan ampliar su trabajo y garantizar que los responsables de actividades con consecuencias negativas en nuestra sociedad paguen todo el coste.

AIQ: ¿Cómo deberían las entidades financieras abogar por un entorno más positivo y propicio?

NM: El conjunto de herramientas para el cambio de sistemas implica la creación de un ciclo de refuerzo. Cuando los Gobiernos crean un entorno propicio, los agentes financieros tienen más probabilidades de adoptar comportamientos positivos; eso, a su vez, puede reforzar el deseo de los legisladores de crear entornos propicios.

Tenemos que estar unidos para cambiar las cosas. No tenemos tiempo para decir: "Deberíais hacer esto antes de pensar en hacer aquello."

AIQ: Si pensamos en sistemas complejos y en circuitos de retroalimentación, ¿puede aclarar dónde cree que pueden surgir las intervenciones más útiles?

Los Gobiernos dan señales, las empresas responden y eso, a su vez, permite que los Gobiernos sigan progresando

NM: Si tomamos como ejemplo el sistema financiero, tenemos que examinar detenidamente lo que se considera rentable: qué activos se aseguran, en qué activos se invierte. Estos son los factores que impulsan a los consumidores a cambiar su comportamiento, y hacen que los políticos, que están en deuda con los votantes, quieran crear los marcos de apoyo que necesitan las entidades financieras. Así se incentivará el cambio.

Los Gobiernos dan señales, las empresas responden y eso, a su vez, permite que los Gobiernos sigan progresando: así es como creo que podemos impulsar el bucle de la ambición.

AIQ: ¿Cómo han influido sus estudios en su trabajo de defensa y campaña?

NM: Muchos académicos han hecho un buen trabajo, pero el primer reto es conectar a la gente de diferentes esferas. Es un entorno en el que puedes quedar atrapado en un área específica y perder el contacto con mucha gente fuera de ella.

Si pudiéramos reunir a más personas con diferentes perspectivas, podríamos emprender ya acciones significativas con lo que tenemos y lo que sabemos.

AIQ: ¿Qué es lo que retrasa el cambio?

NM: Creo que tenemos suficientes datos como para cambiar más cosas de las que estamos intentando cambiar a día de hoy. Pero la verdadera cuestión es: tenemos un sistema complejo, así que ¿cómo conectamos todas estas cosas?

Tenemos suficientes datos como para cambiar más cosas de las que estamos intentando cambiar a día de hoy

Desde el punto de vista de las finanzas, tenemos capital reservado y sin usar, a pesar de tener argumentos de peso para invertir en economías sostenibles y regenerativas y para desarrollar los países del Sur. ¿Qué nos impide aprovechar esta oportunidad? ¿Cómo conectamos los países del Sur con el capital potencialmente disponible, con la intención de crear una economía inclusiva y positiva para la naturaleza, que interconecte la economía, el medioambiente y la equidad?

Llevo años preguntando qué hacen los agentes financieros para garantizar que los jóvenes y los grupos marginados entren en esa conversación. ¿Cómo se les va a dar voz? ¿Serán agentes y colaboradores en igualdad de condiciones en el proceso, o quedarán excluidos mientras sigamos con los viejos modelos que son en gran medida excluyentes? Una gran parte de la solución reside en responder adecuadamente a estas preguntas.

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