Las gestoras de activos y otras entidades financieras tienen el deber de actuar en beneficio de sus clientes y de la sociedad. Y, en opinión de Mark Versey, la macro stewardship será una herramienta crucial para cumplir sus obligaciones.
Lea este artículo para comprender:
- Por qué los antiguos conceptos que definen el capitalismo centrado en los grupos de interés ya no son adecuados
- Qué entendemos por macro stewardship y cómo puede ayudar a corregir los errores del mercado
- Por qué la macro stewardship debe adaptarse al compromiso corporativo y a la asignación de capital
Actualmente, el capitalismo basado en los grupos de interés es el blanco de numerosas críticas por parte de distintos sectores. Debido a la creciente oposición a la inversión ESG, algunos analistas mantienen su postura firme y argumentan que las perspectivas son imprecisas y poco sólidas.
Otros, sin embargo, apelan al término capitalismo “innovador” y sostienen que la gobernanza ética debe quedar en manos de los políticos. Como dijo Milton Friedman, creen que las empresas deberían limitarse a “aumentar sus beneficios”.
En mi opinión, los críticos se equivocan. Si el capitalismo tuviera más matices y fuese más inclusivo, generaría resultados mucho mejores para las sociedades y las economías que un modelo centrado en los beneficios. Sin embargo, el capitalismo de los grupos de interés debe ser algo más sustancial que un simple eslogan si su objetivo es abordar los principales problemas a los que nos enfrentamos, desde la crisis climática hasta el aumento de las desigualdades sociales.
Parte de la discrepancia de opiniones y de la escasa aceptación tiene que ver con que la definición de grupo de interés es demasiado amplia. La consecuencia directa es la ausencia de responsabilidad: si nadie tiene el interés ni la presión necesarios para cambiar las cosas, nos instalamos en la inacción, y los bienes comunes globales quedan en el olvido. Por tanto, el sector financiero carece de una perspectiva común sobre su futuro.
El sistema financiero acumula un importante riesgo sistémico e interdependencias entre sus tres segmentos: los seguros, la banca y la inversión. Si un elemento cayera, podría provocar que todo el sistema se derrumbara. El problema es que esto no supondría una crisis financiera, sino un colapso. Como hemos demostrado a lo largo de la historia, es posible recuperarse de las crisis financieras; sin embargo, las consecuencias de un colapso son irremediables.1
El principal desafío es lograr el complejo y frágil equilibrio entre la demanda de los consumidores y los inversores finales por un lado, y los Gobiernos y las autoridades reguladoras por otro. Las gestoras de activos y los intermediarios de inversiones se encuentran a medio camino: son los agentes y administradores encargados de mediar en el gran juego del capitalismo.
Y su labor es fundamental. Si la desempeñan correctamente, el sector de la inversión puede garantizar una mayor responsabilidad y transparencia en los aspectos relativos a la sostenibilidad más importantes para los inversores.
Por desgracia, las gestoras de activos y otras entidades financieras no cuentan con suficientes incentivos para fomentar el cambio positivo de los sistemas y las reformas del mercado sostenible, como los protocolos de stewardship, las regulaciones que corrigen los fallos del mercado y la información sobre la demanda de los clientes finales. Esto tiene que cambiar, y el concepto de macro stewardship puede ayudar a lograrlo.
Financiación verde: en busca de las finanzas más sostenibles
En un entorno en el que los inversores pueden expresar fácilmente sus opiniones a través de las urnas y las carteras, resulta curioso que, aparte de la inversión de impacto (que representa una proporción ínfima de los activos de inversión totales), no tengamos una forma clara de captar los valores de sostenibilidad de los clientes en los fondos convencionales. Como sector, tenemos que mejorar la incorporación de esta información a los perfiles de inversión de los clientes y a nuestra propia actividad de compromiso para asegurarnos de que se ajusta a los temas de mayor interés para ellos.
Garantizar que todos disponemos de la misma información no es sencillo
Si lo hacemos bien, estaremos mucho más cerca de lograr “democratizar las finanzas”. Trasladar el poder de la empresa al cliente podría suponer una auténtica ventaja para la comunidad de inversores.2
Por otro lado, la terminología nos complica aún más la vida, y garantizar que todos disponemos de la misma información no es sencillo, por lo que clasificar claramente los fondos y los materiales de comercialización es un requisito previo. Por nuestra parte, tomamos como referencia el Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (SFDR) de la Unión Europea, así como las taxonomías verde y social. De igual modo, esperamos que el Reino Unido haga lo propio con sus requisitos de divulgación de la sostenibilidad (SDR) y su sistema de etiquetado de fondos.
No obstante, la medida en que un proveedor de productos aboga por un sistema más sostenible debería ser también uno de los factores que los consumidores tengan en cuenta a la hora de elegir quién gestiona sus finanzas. Y, con todo, se necesita información y signos claros que respalden esos juicios de valor.
Debemos ser mucho más ambiciosos e innovar el propio sistema
También tenemos que redistribuir el capital existente a escala, y cuanto más rápido dejemos de financiar los productos problemáticos, más fácil será. No necesitamos más finanzas sostenibles como si se tratara de una categoría económica independiente, sino que nuestro objetivo debe ser que todas las finanzas sean sostenibles.3
Se trata de una distinción sutil, aunque fundamental, que muchos profesionales de la inversión y analistas del mercado aún no han comprendido. En definitiva, necesitamos las finanzas verdes, en la mayor medida posible, para contribuir a la transición hacia la neutralidad en carbono y otros objetivos de sostenibilidad. Lo mismo ocurre con la gestión eficaz de las empresas; hacer que las más contaminantes y las que se despreocupan de las consecuencias sociales respondan de sus actos es ahora más necesario que nunca.
Redefinir el compromiso y la stewardship
Estos aspectos, por sí solos, no serán suficientes. El mercado no siempre tiene las respuestas, y los consumidores no siempre reaccionan con la suficiente rapidez ante los errores del mercado.
Tenemos que mejorar e interpretar correctamente los estándares del sector, la normativa de los inversores y la reglamentación pertinente
Mitigar este tipo de impactos requiere adoptar medidas a nivel de sistema. En este sentido, la macro stewardship podría ayudar a realizar las correcciones necesarias para que el mercado descuente los factores externos que aún no se han internalizado. Entre esos factores, se encuentran el verdadero coste del carbono, la amenaza de la resistencia antimicrobiana, la contaminación del agua o del aire y los costes ocultos de la pérdida de talento por los problemas en materia de diversidad e inclusión, pero no son ni mucho menos los únicos.
Para actuar en el mejor interés a largo plazo de nuestros clientes, no solo debemos abogar por un sistema sostenible, sino también garantizar, en la medida en que tengamos herramientas a nuestra disposición, que el sistema financiero sea íntegro y no se vea socavado por los errores del mercado. Stewardship en sentido fiduciario se está redefiniendo y replanteando en respuesta a estas preocupaciones.4
Las principales herramientas con las que contamos son nuestra voz, experiencia y autoridad para dar apoyo a los responsables políticos e influir en ellos. Porque si bien son ellos los que tienen la autoridad y el mandato para abordar estos errores, son los participantes del mercado los que tienen los recursos, el acceso a la información y la experiencia para identificarlos y proponer las correcciones apropiadas.
Adaptar y evaluar la macro stewardship
El capitalismo de los grupos de interés y la inversión ESG deben integrarse y reforzarse mutuamente; el primero no puede funcionar si el segundo no avanza adecuadamente. Para que este tipo de capitalismo funcione o se mantenga, es esencial incorporar la macro stewardship a las actividades cotidianas en materia ESG.
El capitalismo de los grupos de interés y la inversión ESG deben integrarse y reforzarse mutuamente
Además del pensamiento sistémico y un enfoque integral, es necesario armonizar el compromiso tanto microeconómico como macroeconómico, así como la forma de asignar el capital. Colaborar con las empresas, las autoridades soberanas, las empresas públicas, los responsables políticos y otros agentes de cambio influyentes de forma meditada y coordinada garantizará la máxima repercusión con la mínima utilización de recursos. Nuestros objetivos, vinculados estrechamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, se basan en tres pilares fundamentales: las personas, el clima y el planeta.
Un ejemplo podría ser el cambio climático. Al tiempo que nos involucramos firmemente mediante nuestro programa de intensificación del compromiso climático, en el que se concede a las empresas de alto riesgo o de alto impacto un plazo para lograr avances que eviten la desinversión, también abogamos por el cambio de políticas y sistemas en diversos frentes.
Aplicar parches superficiales no bastará. Tenemos que empezar a cambiar el sistema activamente
He visto que la inversión responsable pasa por muchas fases. Esta época, en la que el compromiso corporativo específico y las iniciativas de macro stewardship se combinan con la reasignación de capital hacia inversiones más sostenibles, es, con mucho, la más apasionante.
Nunca ha habido tanto interés ni, lo que es más importante, flujo de capital hacia el sector. No obstante, aplicar parches superficiales no bastará si queremos aprovecharlos adecuadamente para evitar desastres ambientales y sociales. Tenemos que empezar a cambiar el sistema activamente.