Tras 12 meses difíciles, nuestro equipo de Deuda de los Países Emergentes anticipa una mejora en la fortuna de la clase de activos en 2023, ya que la disminución de la inflación permite que los bancos centrales reduzcan el tensionamiento monetario. Con todo, habida cuenta del elevado número de emisores que aún están expuestos a riesgo de impago, los inversores deberán ser cautelosos.

Lea este artículo para comprender:

  • Los motivos por los que ahora existe un punto de entrada potencialmente atractivo para la Deuda de los Países Emergentes
  • Las razones por las que se pueden encontrar oportunidades en ambos extremos del espectro de riesgo de la deuda soberana de los países emergentes, si bien la selectividad es crucial
  • La resiliencia relativa de las empresas de países emergentes frente a sus homólogos de los países desarrollados

2022 fue un año complicado para los inversores de todas las clases de activos, incluida la Deuda de los Países Emergentes (EMD). La invasión rusa de Ucrania fue el detonante de varios efectos adversos, entre los que destacan los precios más elevados de las materias primas, que alimentaron una inflación que ya se situaba en niveles altos. Los bancos centrales, especialmente la Reserva Federal de EE. UU. (la Fed), endurecieron agresivamente sus políticas monetarias, lo que provocó un fuerte aumento del dólar. Estos factores influyeron considerablemente en los activos de los países emergentes.

La confianza se vio socavada aún más por la debilidad de la economía china y los temores de que varios países tengan dificultades para pagar la deuda ante un crecimiento económico más débil, después de que las posiciones fiscales se vieran afectadas por las medidas destinadas a contener la propagación de la COVID-19.

Rayos de esperanza

Sin embargo, hay motivos para mantener el optimismo a principios de 2023, sobre todo por las señales recientes de que la inflación puede haber alcanzado su punto álgido en EE. UU. y en otros lugares. Si bien la Fed ha señalado que no tiene prisa por detener el tensionamiento monetario, los mercados podrían comenzar a sentir que los tipos están a punto de alcanzar su punto máximo si la inflación continúa disminuyendo.

Dado que los rendimientos aumentaron considerablemente en 2022, podría decirse que los bonos de países emergentes ahora ofrecen a los inversores un punto de entrada tan atractivo como el que ha estado disponible durante algunos años. El hecho de que las divisas de los países emergentes sean ahora más asequibles en términos reales que durante la crisis financiera global está aumentando el atractivo de la deuda en divisas locales. 

Los impagos y las reestructuraciones seguirán siendo un foco clave para los inversores en deuda soberana en 2023. Esperamos que Sri Lanka, Zambia y Ghana completen sus procesos de reestructuración a lo largo del año. El tamaño de los recortes, así como la velocidad a la que se completan las reestructuraciones, afectarán al apetito de los inversores por los créditos de alto rendimiento de países emergentes en el futuro.  

Pakistán se expone a un elevado riesgo de impago en 2023, particularmente si el programa del Fondo Monetario Internacional del país no llega a buen puerto. Que otras naciones compartan este destino dependerá del ritmo al que puedan hacer crecer sus economías y recuperar el acceso a los mercados financieros.

Parámetros de crédito resilientes

Si bien los desafíos que afrontan los países emergentes han aumentado desde la pandemia y la deuda en dificultades ha crecido, la mayoría de los países del universo han demostrado su capacidad de recuperación y cuentan con parámetros de crédito relativamente resilientes en comparación con los países desarrollados. La clave en 2023 será limitar la exposición a los países con mayores vulnerabilidades y a aquellos con mayor sensibilidad al entorno de financiación exterior.

En el universo de divisas fuertes, con deuda de unos 70 emisores soberanos y cuasisoberanos entre los que elegir, los inversores tienen muchas posibilidades de identificar oportunidades. El universo contiene tanto deuda de grado de inversión como de alto rendimiento, lo cual es inusual en un contexto crediticio global y ofrece una propuesta atractiva.

Es probable que los inversores deseen exposición a bonos en ambos extremos del espectro de riesgo, dado el valor que se ha creado en el alto rendimiento

Si bien persisten las preocupaciones sobre la deuda de mayor riesgo, es probable que los inversores deseen exposición a bonos en ambos extremos del espectro de riesgo, dado el valor que se ha creado en el alto rendimiento. Además, las expectativas de financiación neta negativa en 2023 por parte de emisores soberanos y corporativos, sumadas a la posibilidad de que se reviertan los flujos de salida experimentados en 2022, podrían ofrecer un impulso del panorama técnico decente.

En lo que respecta al alto rendimiento del universo de Deuda de los Países Emergentes, preferimos aquellos países donde las políticas económicas actuales son consistentes con una perspectiva económica estable o en situación de mejora. Las fuentes de financiación diversificadas, cuando el acceso al mercado se complica, también serán clave.

En esta categoría destacan Costa de Marfil, Angola, Senegal, República Dominicana y Paraguay. También vemos ciertas oportunidades en créditos en dificultades; especialmente aquellos con marcos institucionales sólidos donde, a nuestro juicio, es posible que los valores de recuperación sean más elevados de lo que sugieren los precios actuales, como sería el caso de Ghana.

En cuanto a la deuda en divisas locales, los ingresos disponibles para los inversores deberían ayudar a estabilizar los rendimientos, ya que los bonos en divisa local ya ofrecen rendimientos nominales y reales históricamente atractivos.

Figura 1: Países emergentes, diferencial de tipos reales con EE. UU. (10 años, porcentaje)
Fuente: Aviva Investors, Macrobond. Datos a 23 de diciembre de 2022

Enfoque en los tipos reales de los países emergentes

Observamos otros tres catalizadores para un mejor año en 2023: inflación, política de los bancos centrales y movimientos de divisas. Si bien los inversores seguirán pendientes de la inflación, creemos que es casi seguro que está a punto de alcanzar su punto máximo, si es que aún no lo ha hecho.

Por tanto, aunque es posible que los bancos centrales de los países emergentes sigan aumentando los tipos de interés a principios de 2023, tendrán margen para mantenerlos y, en última instancia, reducirlos conforme la inflación vaya disminuyendo. Conforme esto suceda, los tipos de interés reales deberían aumentar. Esto podría ser un detonante para que las divisas de los países emergentes comiencen a ofrecer rentabilidades atractivas, ya que los rendimientos reales previstos, ajustados por el riesgo de crédito, ya son mucho más elevados que los disponibles en los países desarrollados.

Las divisas de los países emergentes son fundamentalmente atractivas a medio plazo

Las divisas de los países emergentes son fundamentalmente atractivas a medio plazo, con valoraciones más asequibles en términos reales que durante la crisis financiera, y dado que las cuentas corrientes en muchos casos tienen superávit.

El hecho de que el ciclo de crecimiento pueda comenzar a favorecer a los países emergentes, especialmente cuando China pone fin a su política de “cero casos de COVID-19”, debería contribuir a un mejor contexto para la Deuda de los Países Emergentes, incluso si existe el peligro de que el Banco Central de EE. UU. endurezca la política más de lo que los mercados prevén actualmente.

Como siempre en lo que respecta a la Deuda de los Países Emergentes, la selección de países será crucial, ya que los riesgos económicos y políticos varían ampliamente. Los países con parámetros de crédito resilientes cuyos bancos centrales han logrado mantenerse a la vanguardia, como México, Brasil, Perú y la República Checa, junto con países como Indonesia, con un fuerte potencial de recuperación, deberían superar a aquellos como Colombia y Polonia, que afrontan riesgos fiscales y políticos.

Balances corporativos sólidos

El año 2023 podría anunciar un punto de inflexión en el futuro de la deuda corporativa de los países emergentes, como en el caso de los mercados de deuda soberana.

Muchas empresas de países emergentes han fortalecido sus balances en los últimos dos años, con niveles de apalancamiento que se sitúan en los valores mínimos registrados en una década y muy por debajo del que emplean, en promedio, las empresas estadounidenses. Por ejemplo, el apalancamiento neto en el universo de los países emergentes es de 1,5 veces superior, frente a 2,7 veces superior en el caso de las empresas estadounidenses, según los datos de Bank of America Merrill Lynch.

El ratio de cobertura de intereses, que mide la capacidad de una empresa para atender sus deudas, se encuentra en su nivel máximo desde 2012. Las empresas se refinanciaron de manera proactiva en 2021, cuando los tipos de interés estaban más bajos.

Persisten riesgos considerables, dada la incertidumbre actual en cuanto a la trayectoria de los tipos estadounidenses, el alcance de las fuerzas recesivas mundiales, el peligro de que persistan los errores de las políticas en China y el desarrollo del conflicto en Ucrania

Sin embargo, también reconocemos que persisten riesgos considerables, dada la incertidumbre actual en cuanto a la trayectoria de los tipos estadounidenses, el alcance de las fuerzas recesivas mundiales, el peligro de que persistan los errores de las políticas en China (incluso si no es nuestro escenario de base) y la probabilidad de un conflicto prolongado en Ucrania.

Así pues, si bien existen sólidos argumentos fundamentales para poseer la clase de activos con el rendimiento actual, puede resultar conveniente mantener un sesgo hacia segmentos de mercado más defensivos, como los bonos emitidos por instituciones financieras de primer nivel o los sectores de tecnología, servicios públicos, medios de comunicación y telecomunicaciones, y energía.

Cuando se trata de sectores más cíclicos, los inversores deberían ser más selectivos y prestar atención a las actualizaciones de beneficios y a cualquier señal de que las empresas estén experimentando dificultades para acceder a nuevas líneas de crédito. 

Este documento tiene un fin meramente ilustrativo. Nada de lo contenido en este material, incluidas las referencias a valores, clases de activos y mercados financieros específicos, es ni debe interpretarse como asesoramiento o recomendaciones de cualquier naturaleza. Este material no supone una recomendación para vender ni comprar inversiones.

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